A finales de los años sesenta llegó una nueva camada de escritores que refrescó la literatura en nuestro país. Esta generación llamada del medios brindo grandes libros, que se volverían nuevos clásicos.
El mago de Viena, Sergio Pitol

Autobiografía fantástica del gran Sergio Pitol, en las que el gran traductor habla con su yo más joven para revelarnos una vida azarosa, llena de aventura en una Europa que recibía a los latinoamericanos como una madre abnegada y protectora. Con un uso del lenguaje sin parangón, Pitol incapaz de concebir su vida sin la literatura: vive para leer y, sobre todo, lee para vivir.
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Arráncame la vida, Ángeles Mastretta
Esta novela narra el inicial amor sumiso de Catalina por el general Andrés Ascencio y la progresiva desvinculación de la mujer a un tiempo de su papel de subordinación conyugal y de su aceptación del contexto político que aguará los ideales revolucionarios. Novela, pues, de aprendizaje de la vida y de la conquista de la propia identidad en un mundo machista, Arráncame la vida es ya un clásico de la narrativa contemporánea en lengua nuestro idioma.
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Los relámpagos de agosto, de Jorge Ibargüengoitia
Las divertidas desventuras que envuelven la vida y obra del general Arroyo, sirven para narrar el desastroso nacimiento de la democracia en un país asolado por la injusticia, el abuso de poder y la traición. Sin pena ni gloria, recluido en su cuarto con lápiz en mano, el singular protagonista de esta novela escribe sus memorias, dando cuenta sin tapujos de los episodios más inverosímiles y vergonzosos de su participación en la lucha revolucionaria. Con su ágil y mordaz prosa, Jorge Ibargüengoitia obliga a repensar en esta espléndida novela la historia y el malogrado fin de las utopías políticas que animaron el siglo XX.
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Ciudades desiertas, de José Agustín
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Con una prosa ágil y desenfadada, José Agustín traza el destino de Eligio y Susana en un mundo gris, superficial, aunque capaz de torcer el rumbo de cualquiera. El retrato de los personajes, a todas luces entrañables, y la manera como la prosa se extiende sobre la geografía y la relación amorosa, hacen de Ciudades desiertas una gran novela. Ambientada en el fantasmal pero no menos atractivo Estados Unidos, los protagonistas se encuentran para perderse y, más allá de la visión satírica de la sociedad estadounidense -respuesta a los tantos análisis superficiales sobre México escritos por intelectuales anglosajones-, encontramos una reflexión sobre el hecho amoroso, la renuncia y la aceptación.
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Oficio de tinieblas, de Rosario Castellanos

Oficio de tinieblas, considerada una obra maestra de la narrativa latinoamericana, está basada en el levantamiento de los chamulas de 1867 a 1870 en San Cristóbal, Chiapas, que culminó con la crucifixión de uno de ellos al proclamarlo como el Cristo indígena. Rosario Castellanos se sumerge en la historia y sus protagonistas para buscar entender las circunstancias que llevaron a un pueblo a tan desgarrador acontecimiento y lo recrea en un México cercano: el de la reforma agraria durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.
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