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Brasil es uno de los países más grandes del mundo y su literatura un tesoro a descubrir. En los últimos años, su mercado editorial ha crecido notablemente. Por lo que muchos autores han salido fuera de la influencia del idioma portugués. Aquí una pequeña muestra de algunos maestros y maestras consagrados.

 

La mesilla de noche, de Edgard Telles Ribeiro

brasil 1En un anticuario de Brasilia, Fernando se reencuentra con una antigua amiga, Andrea, quien le revelará la apasionante historia de su tía abuela Guilhermina. La vida de este misterioso personaje, que se había movido entre la elegancia decimonónica de una plantación de café y el lujo cosmopolita de París, va tomando forma a partir de los recuerdos de Andrea y de las cartas, fotos y documentos que Guilhermina le legó. El interés de Fernando oscila inicialmente entre las dos mujeres; pero cuando descubre que Guilhermina había matado a su marido  su curiosidad se convierte en obsesión. Telles Ribeiro traza el cautivador retrato de la poliédrica Guilhermina. Publicada originalmente en T991 y traducida inmediatamente a otros idiomas, La mesilla de noche es una de las novelas brasileñas más interesantes del final de siglo.

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Sudor, de Jorge Amado

brasil 2Jorge Amado lleva a la ficción la vida miserable y promiscua de la gente amontonada en un barrio coqueto del Pelourinho, en medio de ratas, cucarachas y perros. Viejos, prostitutas y homosexuales pasan por las páginas de este libro, en donde se destaca la figura de Linda, que tendrá un romance con un líder obrero, el mecánico Álvaro, iniciándose, así, en los proyectos de transformación social. Aunque Álvaro muere en un motín, alcanzado por una bala policial, Linda no abandonará sus ideales. Seguirá adelante, para cumplir con su misión revolucionaria, en busca de un mundo justo. De sorprendente vigencia, esta obra del máximo novelista brasileño señala las miserias de la exclusión social y descubre algunos caminos para revertirla.

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Una furtiva lágrima, de Nélida Piñon

brasil 3Una furtiva lágrima es el diario luminoso, íntimo y singular de una de las escritoras más importantes de la literatura latinoamericana. En este collage impresionista, formado por las reflexiones y los retazos más lúcidos de una inteligencia imparable, Nélida Piñon compone un autorretrato de su historia personal, de su familia y de sus raíces. Las meditaciones en torno a la literatura, el oficio de la escritura, la lengua portuguesa o la historia universal se mezclan de modo natural con un análisis de sí misma, de su condición de mujer, de su condición de escritora y de brasileña. Esta riqueza de enfoques y tentativas son, en el fondo, vías de acceso a una personalidad única y diversa; al fin y al cabo, la propia Nélida Piñon afirma sobre sí misma: “Soy múltiple”.

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Mandrake. La Biblia y el bastón, de Rubem Fonseca

brasil 4En las páginas de este libro reaparece Mandrake, el célebre personaje creado por Rubem Fonseca en las novelas El gran arte y Del fondo del mundo prostituto solo amores guardé para mi puro. Esta vez Mandrake tiene que desentrañar dos misterios: el primero, ¿es alguno de los especialistas en libros raros del Club de los Bibliomaniacos el culpable de la desaparición de la Biblia de Maguncia, uno de los primeros libros impresos en la prensa de Gutemberg. El segundo, ¿quién robó el singular bastón Swaine del propio Mandrake para cometer un asesinato? Crímenes, traiciones, mujeres, trago, se confunden en un torbellino que sólo la inconfundible agilidad narrativa de Fonseca puede disipar.

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Un soplo de vida, de Clarice Lispector

brasil 5Poco antes de morir, Clarice Lispector escribió un texto en el que recogía gran parte de sus reflexiones sobre la literatura y sobre la vida. Podríamos decir que Un soplo de vida es la última indagación literaria de la escritora brasileña, y posiblemente su meditación más exhaustiva sobre el acto de escribir y sus ramificaciones. Escrita en forma de diálogo casi místico entre un autor (trasunto de la propia Lispector) y su creación, una mujer llamada Ángela Pralini, la obra refleja la fascinación que supone crear personajes y mundos. Cuando Clarice Lispector falleció, su secretaria y gran amiga Olga Borelli dotó de estructura a los fragmentos que conforman este texto metaliterario, una obra póstuma que arroja luz sobre la trayectoria de Lispector.

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