Editores, libreros, bibliófilos, lectores, a todos lo une una sola afición, la literatura. Algo que podría parecer tan común se convierte en una pasión que incluso molesta a gente del poder. Los libros como afición, como pasión y como forma de rebelión. En esta ocasión traemos historias y testimonios de gente que ama la letra impresa y que incluso, la vida se le va en ello. Como siempre, les dejamos apenas cinco libros de los muchos que hay.
Una soledad demasiado ruidosa, de Bohumil Hrabal
Hanta trabajaba, desde hace más de tres décadas, en una trituradora en la que muelen reproducciones de pinturas, libros y papeles. Sin embargo, Hanta ama la lectura, así que salva de la muerte los libros que él considera valiosas, llevándolos a su casa, creando un laberinto donde casi ya no cabe. El protagonista principal hace reflexiones intimistas sobre la creación artística, la evocación de una soledad existencial totalmente asumida y la complacida exploración del universo literario. La prosa de Bohumil Hrabal es a la vez sencilla, pero tremendamente evocadora, llena de melancolía, pero también de esperanza ante la adversidad. Una obra maestra en muy pocas páginas.
La librería, de Penelope Fitzgerald
Florence Green, una mujer que enviudó hace no mucho, con un poco de dinero, decide irse a vivir al pequeño pueblo costero de Hardborough, Suffolk. Acaba la década de los 50 y el mundo todavía es reacio a que una mujer haga lo que ella desea. Green acaba viviendo en una olvidada mansión llamada “Old House”, que aseguran los pobladores está embrujada. Green decide arreglarla y montar una librería, que en poco tiempo se vuelve un negocio boyante. Sin embargo, no todo es alegre, esta buena suerte con la librería causa la envidia de Violet Gamart, una influyente y rica mujer que desea quedarse con la casa para hacer un centro cultural. Evocadora y melancólica novela donde el amor por los libros es eje central de la relación de casi todos los personajes.
Un día en la vida de un editor, de Jorge Herralde
Este libro arranca precisamente con la minuciosa descripción de un día cualquiera en la vida de un editor. Y, a partir de ahí, una sucesión de textos de origen diverso artículos, discursos, entrevistas, entradas de diario, entre otros, componen un completísimo recorrido por los secretos del sector editorial y por la evolución y las entrañas de Anagrama desde su fundación en 1969 hasta el presente. Sin duda, en español, Jorge Herralde es uno de los editores más influyentes y fundacionales. Hombre que dio a conocer en España y Latinoamérica, a escritores norteamericanos que mostraban la suciedad del sueño americano, a lo mejor de la novela francesa, esa que no tenía cabida en las grandes editoriales y claro, españoles y latinoamericanos. Este libro es como estar dentro de las oficinas de Anagrama.
Una librería en Berlín, de Françoise Frenkel
En 1921, Françoise Frenkel, una joven apasionada por la lengua y la cultura francesas, funda la primera librería francesa de Berlín, La Maison du Livre, un lugar de reunión y debate para los amantes de los libros. Con la ascensión del nazismo el clima en la capital cambia y Françoise debe escapar a París, donde empezará su viaje para huir de la persecución judía. Este testimonio de amor por los libros, contado por la propia Frenkel, es lo único que queda de ella, además de una caja con algunas cosas y otro manuscrito. De ella no se sabe si sobrevivió a l régimen, nazi, pero sí conocemos su amor por la literatura francesa y que desafió, en la medida de lo posible, la persecución del régimen hasta que tuvo que abandonar su librería.
Del escribano a la biblioteca, Fernando Bouza
Con la llegada de la imprenta, entre los siglos XVy XVII, Europa construyó una civilización escrita, debido, principalmente al progresivo afianzamiento de la escritura como medio de difusión del conocimiento. Esta implantación de una civilización que tiene por piedra de toque el libro, el autor ha elegido lo que se podría llamar una historia natural del libro y del autor. Se muestra como se aprende a leer y a escribir en la infancia hasta que las obras ya concluidas eran leídas por el público y colocadas en los anaqueles de sus bibliotecas, consideradas aquí ejemplos de una específica manera de ordenar el saber. El historiador Fernando Bouza hace este recorrido con su acostumbrada inteligencia y lucidez, mostrando cómo la lectura y el libro fueron eliminando tinieblas en los pensamientos más oscuros.
20 abril, 2019 at 8:50 pm
Excelente lista!! Debo confesar que no he leído ninguno de la lista, pero todos van para mis libros por leer. ❤️
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